Por Nefertary
Se sentó a fumarse un cigarrillo
de esos que tienen mentol, con las uñas de color rosa, los labios haciendo
juego con sus manos y en ella un vaso de café que solía tomar con él cada
viernes.
Como cuarenta y siete viernes
pasados, pero éste, era sin él, sin él porque el cáncer es tan cabrón que el
día veintiséis del mes pasado, estaba en su velorio.
Solo pasan flashbacks en su
rotundo cerebro y mente. Por cada fumada recuerdos vienen y van.
“Él” en quien tanto piensa ella, era más o menos así:
Un hombre que tenía el carisma de
hacer sentir bien a la gente con cualquier chiste, quien había fumado casi toda
su vida, la persona que amaba el café, lo asociaba tanto con un personaje de un
libro llamado “memorias de mis putas tristes”, era el hombre más mujeriego que
ella había conocido en su vida, tenía una risa tan peculiar y tan animosa que
te deban ganas de saltar de “la Quebrada”, la persona con quien ella contaba
todos sus secretos sin miedo a ser juzgada…
Él era de esas personas que no se
olvidan, de esas que dejan huella en tu vida para siempre, de aquellas que
nunca, pero nunca quieres y pretendes olvidar. Él la llamaba “Ángel” o solía
llamarle Ángel.
Sigue sentada en el mismo sitio
del Zócalo de la ciudad recordando y maldiciendo el cáncer.
Cuarenta y ocho, cuarenta y ocho
viernes con éste, sola como nunca, bebiendo café como nunca y recordando como
nunca.
Era su mejor amigo, su
confidente, con setenta y tres años él era su tío.

corregido por Alexa :)
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